La Ciudad

San Cayetano: la Iglesia pidió que los políticos “estén al servicio del pueblo”

Así lo aseguró Ernesto Giobando, el administrador apostólico de la diócesis local, al encabezar la misa por la tradicional celebración. Ante la crisis económica, pidió que se generen “fuentes genuinas de trabajo”, y sostuvo que “da dolor y vergüenza” el crecimiento de “chicos desnutridos”.

En una tarde fría y lluviosa, y frente a centenares de fieles que se acercaron, monseñor Ernesto Giobando, el administrador apostólico de la diócesis de Mar del Plata, encabezó la misa de San Cayetano y pidió que los políticos “estén al servicio del pueblo”.

“San Cayetano, amigo del pueblo, danos un corazón solidario” fue el lema de la celebración religiosa para este año. Pasadas las 15 se llevó a cabo la tradicional procesión, de poco más de una cuadra de largo, que desembocó en la parroquia ubicada en Moreno 6770.

“Les agradezco a todos ustedes por la perseverancia en la fe. Viviendo tiempos difíciles, aquí estamos. Porque la fe es la que nos acompaña en el camino de la vida. La esperanza es lo que nos sostiene. Y la caridad es lo que tenemos que practicar, especialmente con los que más la necesitan”, señaló Giobando en el comienzo de su discurso, acompañado por Juan Pablo Cayrol, el párroco de San Cayetano.

El administrador apostólico recordó las peticiones del Papa Francisco: “Oremos para que los líderes políticos estén al servicio de su pueblo, trabajando por el desarrollo humano integral y el bien común, atendiendo a los que han perdido su empleo y dando prioridad a los más pobres”.

Giobando solicitó que los políticos “puedan cumplir su misión, que pueda haber fuentes genuinas de trabajo”, priorizando siempre “a los más pobres”. Y que el empleo sea “digno”.

“San Cayetano no es un político en el sentido peyorativo que lamentablemente se le da hoy a esta palabra. Es un santo y nos da ejemplo de cómo hay que servir, especialmente a los más pobres. Fue un hombre generoso y desinteresado. Se la jugó por los más abandonados, los salió a buscar, se los puso al hombro. Llevaba comida y, cuando faltaba, la multiplicaba”, aseguró ante la atenta mirada del público, que llevaba en mano las tradicionales espigas y estampitas del santo. 

“Ese pan está faltando en la mesa de muchos hogares -continuó el obispo- . Hoy le pedimos a San Cayetano el pan para la mesa de los más humildes, que seamos generosos en la ayuda y la entrega de alimentos. Lamentablemente está creciendo el número de chicos desnutridos, nos debe dar dolor y vergüenza. No es posible hoy morirse de hambre”.

Y agregó: “Cuando se trabaja por el desarrollo humano integral y el bien común, los políticos adquieren ese rostro de dignidad que tanto necesitamos”. 

En la misma línea, sugirió atender “a quienes han perdido el empleo”. Y destacó: “Si pudiéramos experimentar en carne propia la maratón que miles y miles de argentinos realizan cada día en busca de trabajo, creo que dejaríamos de decir con tanta frivolidad ‘son unos vagos, no laburan porque no quieren’. Ayudemos a nuestros hermanos y hermanas desocupados, al menos prestémosles el oído. Y si podemos, démosles una mano”.

Además, el obispo apuntó que “estar cerca de los más pobres no es hacer demagogia o usarlos con fines electorales”, sino “conocer sus luchas, sus dificultades y también sus sueños”. 

“San Cayetano, amigo del pueblo, danos un corazón solidario. Que seamos pobres de corazón, que tengamos hambre y sed de justicia. Y que practiquemos la misericordia. Así, entonces, seremos felices y haremos felices a los más humildes como los santos y santas del cielo. Que así sea”, concluyó Giobando.

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